La ilusión como actividad mental, distorsiona quienes somos realmente. Pero también distorsiona nuestras actitudes, los estímulos que nos rodean y nuestras expectaciones. Crea en nosotros la falsa percepción, que somos mas de lo que realmente somos en términos humanos o por el contrario puede crear una imagen disminuida de nuestra propia valoración. La percepción que tenemos de nosotros mismo es subjetiva; producto de un rozamiento contaminado, por una información inadecuada,. Por lo tanto, cualquier conclusión que tengamos de esa valoración no se corresponde con la realidad que nos estamos asignando.

La ilusión, es uno de los motores mas importantes en la vida de un individuo, cuando hablo de ilusión, no me estoy refiriendo a las ideas y comportamientos fantasiosos que todos hemos tenido en cierta etapa de nuestra vida. El término ilusión tiene su origen en el latín illusio. Se trata de un concepto o una imagen que surge por la imaginación a través de un engaño de los sentidos, pero que no tiene una existencia verdadera o real. Para algunos una ilusión es una distorsión de la percepción.


El término ilusión del cual me refiero es a una percepción o interpretación errónea de un estímulo externo real o la estimación irreal o errónea de un objeto o de uno mismo, ya sea en su forma, intención, color, dimensión, características, valoración y propiedades, debido a una mala interpretación de las sensaciones, tanto del mundo exterior como las reproducidas por muestra propia actividad mental. Nuestra evaluación personal esta sujeta a nuestro estado emocional, como nuestro estado emocional esta sujeto a la percepción que tengamos de nosotros mismo. Desde el punto de vista de la psicología la ilusión es una esperanza que no tiene fundamentos. En sentido simbólico, puede decirse que una ilusión es un espejismo (algo que parece real pero que no lo es).

La valoración que ponenos en nosotros, es mala si tenemos una percepción negativa hacia nuestras habilidades y posibilidades, es buena si concluimos lo contrario. Muchas veces dicha percepción, no es producto de nuestras conclusiones, si no las valoraciones, que otros tienen de nosotros mismo. Nos valoran partiendo de las creencias y aptitudes que ellos tiene de si mismo, proyectandolas hacia nosotros, partiendo desde sus propias conclusiones subjetivas o estado emocional que han sido influenciadas en gran parte por las ilusiones y actitudes negativas o positivas que son parte integrar de su actividad mental y conductual.