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Aflicion, duelo y manejo a la reaccion a la perdida de un ser querido.

el dolor de la perdida

Todos hemos tenido una perdida, pues es parte de la condición humana, algunas de estas perdidas fueron significantes, si partimos de los niveles de importancia, intensidad y su consecuencia.

Otras por el contrario, marcaron nuestra vida de una manera tal, que modificaron nuestra personalidad, cambiaron profundamente nuestras actitudes, percepciones. También modificadon , la forma, como vemos y nos relacionamos con la sociedad de la cual dependemos.

Muchas perdidas ocurren en el área financiera, política, empresarial, deportiva, laboral, de pertenencias o objetos. Otras, ocurren en el área emocional, donde el aspecto material no es lo mas importante, sino la perdida de algo o alguien, que era parte importante en nuestra vida. Puede ser la perdida de un amigo, la de un familiar cercano, la muerte de uno de nuestros padres, el fallecimiento temprano de uno de nuestros hijos, la ruptura de de una relación intima y las pérdidas de ciertos aspectos de sí mismo.

En las pérdidas que tienen que ver con la salud. Aquí pueden aparecer tanto pérdidas físicas, referidas a partes de nuestro cuerpo, incluidas las capacidades sensoriales, cognitivas, motoras, psicológicas, por ejemplo la autoestima, o valores, ideales, ilusiones, etc.

El ciclo vital de la especie humana está marcado por una infancia prolongada que condiciona el desarrollo de una conducta compleja, en la que queda de manifiesto, que el ser humano es un animal sociable por necesidad, y no por elección. Siendo, de muchas importancias para el individuo las relaciones sociales, cuando esos lazos afectivos se rompen por fallecimiento del ser querido a la que está vinculado, lo que se produce es un estado afectivo de gran intensidad emocional al que llamamos duelo o aflicción.

Cuando alguien pierde a un ser importante de su vida, la persona atraviesa por un proceso normal llamado duelo. Proceso que es algo natural y esperado; con el transcurso del tiempo, puede ayudar a que a la gente acepte y comprenda su pérdida. Esto implica la sensación de muchas emociones diferentes a través del tiempo, la que eventualmente ayudarán a que la persona acepte la pérdida de un ser querido.

El duelo es un proceso de ajuste emocional después de una pérdida, durante el cual diversas emociones compiten entre sí. El proceso incluye etapas diferentes que pueden explicarse separadamente pero que no se presentan de un modo ordenado. Pueden solaparse y mezclarse entre sí, pero lo que sí hay que saber es que para completar el proceso de curación hay que experimentarlas todas.

Puede haber días mejores o peores, y, a veces, lo que se creía superado se vuelve a sentir. Por otra parte, algunas emociones prevalecen sobre otras: por ejemplo, sentir rabia durante demasiado tiempo puede indicar que se está luchando contra la tristeza y al revés, sentirse paralizado por la tristeza y la depresión podría indicar el no haber podido reconocer y superar la rabia.

Las personas tienen muchas maneras diferentes de lidiar con la pérdida, por lo tanto puede que haya muchas emociones diferentes, pero igualmente intensas. Durante este tiempo, la aflicción tiende a presentarse como olas de angustia. Puede que la persona luzca desorganizada o que tenga dificultad para recordar y pensar, así como para realizar las actividades diarias.

El luto es la manifestación externa de la aflicción. Este luto incluye conductas y rituales que son
específicos a la cultura, personalidad y religión de cada persona. El duelo es la reacción emocional, física y espiritual en respuesta a la muerte o una pérdida. Las personas que están de duelo pueden experimentar los siguientes cambios: a algunas personas les cuesta concentrarse, estudiar o comer cuando están atravesando una etapa de duelo.

Otras pierden el interés por actividades que solían disfrutar. Algunos se enfrascan en juegos de computación o beben o comen en exceso. Y otras personas se sienten adormecidas, como si nada hubiese ocurrido. Algunas veces, las personas se preguntan por cuánto tiempo durará su aflicción y cuándo podrán experimentar algún alivio.

Podemos, pues, considerar que el duelo es producido por cualquier tipo de pérdida, y no sólo es aplicable a la muerte de una persona. Por lo tanto el proceso de duelo se realiza siempre que tiene lugar una pérdida significativa, siempre que se pierde algo que tiene un valor,real o simbólico, consciente o inconsciente.

Cuando va por el camino del duelo, usted encontrará que sus sentimientos y reacciones varían en diferentes tiempos y etapas del proceso. Experimentara altos y bajos impredecibles que podrán sentirse como olas de dolor o como buenos y malos días. Es importante entender y valorar los días buenos y tomarlos como descansos, en esta etapa proceso, nada volverá a ser igual, pero usted debe de alguna manera continuar y encontrarle significado al nuevo camino que usted se enfrenta.

Durante este proceso, usted se recuperara y adquirirá crecimiento personal como resultado del sufrimiento que ha soportado y las lecciones que ha aprendido acerca de lo que usted realmente valora. Cada quien experimenta la aflicción de una manera diferente, pero hay etapas reconocidas en el proceso del duelo. Este proceso comienza con el reconocimiento de la pérdida y se extiende hasta su aceptación final, pero las respuestas varían dependiendo de las circunstancias asociadas con la muerte.

Investigadores han identificado los estados emocionales que las personas experimentan durante la aflicción. Generalmente, los primeros sentimientos en la aflicción incluyen consternación o aturdimiento. Después, a medida que la persona asimila cómo su vida ha sido afectada por la pérdida, las emociones comienzan a surgir. El impacto inicial y la consternación a menudo son reemplazados por otras emociones como enojo, soledad, incredulidad o negación. Estos sentimientos pueden surgir y disiparsea lo largo de mucho tiempo. La etapa final de la aflicción es en la que las personas encuentran alguna forma de aceptación de la pérdida.

Se pueden enumerar, cinco etapa particulares de la aflicción, cada una con características particulares. Estas reacciones no se presentan en un orden específico, pueden, a veces, aparecer en forma simultánea y no todas necesariamente se experimentan: Negación, aturdimiento, incredulidad, culpar a otros, Ira, enfrentamiento y aceptación.

1) Negación y aislamiento: la negación nos permite amortiguar el dolor ante una noticia inesperada e impresionante; permite recobrarse. Es una defensa revisoría y pronto será sustituida por una aceptación parcial.

2) Ira: la negación es sustituida por la rabia, la envidia y el resentimiento; surgen todos los por qué. Es una fase difícil de afrontar para los padres y todos los que los rodean; esto se debe a que la ira se desplaza en todas direcciones, injustamente. Suelen quejarse por todo; todo les viene mal y es criticable. Luego pueden responder con dolor y lágrimas, culpa o vergüenza.

3) Pacto o negociación: ante la dificultad de afrontar la difícil realidad, mas el enojo con la gente y con Dios, surge la fase de intentar llegar a un acuerdo para intentar superar la traumática vivencia. algunas veces conocida como enfrentamiento, en la que los sentimientos de pérdida son más intensos y dolorosos. En estos momentos la persona empieza a confrontar la pérdida y a lidiar con los cambios que ésta trajo a su vida.

4) Depresión: cuando no se puede seguir negando la persona se debilita, adelgaza, aparecen otros síntomas y se verá invadida por una profunda tristeza. Es un estado, en general, temporario y preparatorio para la aceptación de la realidad en el que es contraproducente intentar animar al doliente y sugerirle mirar las cosas por el lado positivo: esto es, a menudo, una expresión de las propias necesidades, que son ajenas al doliente.

5) Aceptación: quien ha pasado por las etapas anteriores en las que pudo expresar sus sentimientos su envidia por los que no sufren este dolor, la ira, la bronca por la pérdida del hijo y la depresión contemplará el próximo devenir con más tranquilidad. No hay que confundirse y creer que la aceptación es una etapa feliz: en un principio está casi desprovista de sentimientos. Comienza a sentirse una cierta paz, se puede estar bien solo o acompañado, no se tiene tanta necesidad de hablar del propio dolor...la vida se va imponiendo.

Recuerda que la aflicción es una emoción normal. Debes saber que la aflicción puede y va a desaparecer, por tanto, concentraste en seguir adelante y aliviar la aflicción del duelo, eso no significa olvidarse de la persona que has perdido. Volver a disfrutar de la vida no significa dejar de extrañar a esa persona. Y cuánto tiempo pasará hasta que comiences a sentirte mejor no es una medida de cuánto amabas a esa persona. Con el tiempo, gracias al cariñoso apoyo de la familia y los amigos, y a tus propias acciones positivas, descubrirás maneras de enfrentar hasta la peor de las pérdidas.

El hombre no puede escapar a la confrontación con la muerte. En su aproximación a este desenlace encuentra que no tiene más que dos posibilidades: o bien hay una vida después de la muerte, o no la hay. En cualquiera de estas dos formas, el hombre occidental concibe ordinariamente su propia muerte como una extinción repentina, como algo que llega a su cuerpo sin beneficio alguno.

La sensación de pérdida puede durar por décadas. Por ejemplo, años después de que uno de los padres haya muerto, el duelo por la ausencia de la persona puede aún ser recordado por un evento en el que normalmente la persona fallecida estaría presente. Esto puede ocasionar que las personas vuelvan a sentir emociones fuertes lo cual puede incitar el proceso de luto de otra parte de la pérdida.

La aflicción que se siente cuando la pérdida ocurre después de una enfermedad prolongada puede ser diferente a la pérdida por muerte súbita. Cuando una persona tiene una enfermedad terminal, los familiares y amigos comienzan a menudo con el proceso de aflicción antes de la muerte del ser querido, ya que saben que la pérdida es inevitable. Esto es referido como aflicción anticipada y es una respuesta normal que ayuda a las personas a prepararse para la pérdida.

El apoyo emocional para el proceso de aflicción generalmente lo brindan la familia y los amigos. Algunas veces, los factores externos pueden influir en el proceso de aflicción normal y se puede requerir la ayuda externa de religiosos, trabajadores sociales, especialistas en salud mental o grupos de apoyo. La fase aguda de la aflicción puede durar hasta dos meses, pero los síntomas residuales se pueden extender por un año o más. La asesoría sicológica puede beneficiar a una persona que sufre de una reacción de aflicción por ausencia o de depresión asociada con la aflicción.

Mantenerte en actividad. Será difícil al principio, por ello es recomendable que retomes actividades que te son agradables y que te hacen sentir bien física y emocionalmente, luego continúa realizando acciones en beneficio de los que te rodean, eso te retribuirá más de lo que des. Déjale a la vida la oportunidad de sorprenderte. Deja que la vida siga su curso, entre más forces algo, menos lo obtendrás. Nunca dejes a un lado tus planes, sueños, anhelos, siempre avanza hacia el futuro.




- Cada quien es dueno de su propia opinion. En mi caso, eso es loque estoy expresando en este momento.
 Enlaces para mas informacion sobre este tema:

  www.cfnavarra.es   
  www.taringa.net    
  www.cancer.org     
  www.fundacionbelen.org 
  www.somoscompatibles.com 
  www.WIKiPEDIA.ORG  

    
  12 de Noviembre del 2012.


Aflicion, duelo y manejo a la reaccion a la perdida de un ser querido. Reviewed by Leonard MG on 15:35:00 Rating: 5

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